Pau Roca Blasco

Entrevista a Pau Roca Blasco, director general de la Organización Internacional de Vino (OIV)

Licenciado en Ciencias Biológicas, su especialización en Gestión y Administración de Empresas Desde 1992 se desempeñó como Secretario General de la Federación Española de Vinos y ha trabajado también como presidente del Comité de Organización de Mercado Común del Comité Europeo de Empresarios (CEEV). Además, fue vicepresidente del área de trabajo de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático de la organización que ahora dirigirá.


¿Cuál es la función de OIV? ¿De cuántos asociados dispone?

La OIV es una organización intergubernamental de carácter científico y técnico que tiene por objetivo Contribuir a la armonización internacional de las prácticas y normas existentes, a fin de mejorar las condiciones de elaboración y comercialización de los productos vitivinícolas, tomando en cuenta los intereses de los consumidores. Asimismo, la OIV también asiste a otras organizaciones internacionales e indica a sus países miembros las medidas que permitan tener en cuenta las preocupaciones de todos los actores del sector vitivinícola.


La OIV tiene actualmente 49 estados miembros.


Acaba su mandato del periodo 2019-2023. ¿Podríamos decir que le ha “tocado” el más dificultoso del centenario de la OIV? ¿Se han podido conseguir los objetivos que se marcó en su inicio?

Ha sido sin duda uno de los periodos mas complicados para el sector vitivinícola mundial en términos económicos y climáticos. La crisis climática ha hecho estragos en muchos países con las heladas tardías, los incendios, las temperaturas extremas y la escasez de lluvia. Factores todos ellos que han afectado la producción. La pandemia afectó gravemente el consumo y la distribución de materias básicas para la industria. Las diferentes velocidades de cada país de vuelta a la normalidad después de la pandemia han causado, junto con la guerra en Ucrania, una subida muy pronunciada de los precios del vino.


Considero que pese a la pandemia hemos hecho un gran trabajo. Hemos conseguido una sede permanente para la OIV en Dijon, hemos sumado dos estados miembros, -quizá sumemos un tercero antes de fin de mandato-, una nueva lengua oficial y cuatro observadores.


¿Las crisis de la pandemia y del cambio climático nos ayudan a sacar conclusiones positivas?

Nos animan a seguir trabajando conjuntamente con todos los actores del sector, representados mediante sus estados miembros para encontrar soluciones a problemas que pueden volver a darse. Tenemos un grupo de expertos transversal, SUSTAIN, que se reúne para debatir sobre la sostenibilidad del sector.


¿La deslocalización ante estas crisis es la solución?

No. Es la solución, aunque se abren nuevas oportunidades en zonas favorecidas en otras latitudes y hay que aprovecharlas, para el sector, hay un gran tesoro acumulado durante siglos en zonas sometidas al cambio climático, pero en el que el clima no lo es todo. La adaptación es la solución y para esto tenemos una gran biodiversidad intravarietal que hay que saber gestionar, así como dar respuesta a los retos mediante adaptación de las formas de cultivo, conducción de la viña, gestión del suelo, etc. Por lo tanto, la deslocalización no es una opción.


Usted es un firme defensor de la sostenibilidad ¿Cómo ve el futuro de la industria dentro del marco del cambio climático?

El futuro pasa por la adaptación del sector. Los responsables políticos de todo el mundo deben desarrollar una visión a largo plazo sobre estas cuestiones e intentar mejorar y fomentar la adopción de prácticas sostenibles para el cultivo de la vid y la elaboración del vino. Estamos entrando en una nueva era en la que es necesario desplegar un nuevo modelo económico que ponga menos énfasis en el crecimiento y más atención a la gestión del equilibrio. Esto implica un cambio de paradigma, donde el objetivo final debe ser la conservación del planeta y sus suelos. Las estrategias que se desarrollen para adaptarse a los impactos ambientales, económicos y sociales del cambio climático darán forma al futuro del sector.


El cambio climático sigue siendo el principal reto global al que nos enfrentamos en una perspectiva a largo plazo, aunque con respuestas a corto plazo. Sin embargo, no hay que olvidar que el sector del vino se ha visto afectado, en menos de tres años, por tres otros grandes fenómenos: primero por la crisis sanitaria del Covid-19; después, por la crisis de la cadena de suministro global y; finalmente, por una guerra que está generando una fuerte crisis energética con la consiguiente alta presión inflacionaria.


¿Cómo ve a la vitivinicultura española?

Veo la viticultura en muy buen estado. Todos sabemos que España tiene la mayor superficie del mundo. La diversidad regional climática y de suelos le otorgan un carácter de mosaico muy interesante. Esa es la mayor diversidad que tiene la viticultura española. En variedades, sin embargo, no hay tanta diversidad comparada con otros países porque estimamos que son 150 variedades frente a 8.000 que hay en el mundo. Quizá España debe esforzarse en encontrar una mayor diversidad en el material vegetal, no tanto en cambios de variedades, que son muy drásticos como en fomentar la diversidad intravarietal, que es una solución a aumentar la resiliencia al cambio climático y adquirir mayor sostenibilidad.


La venta online sigue creciendo, ¿será una apuesta seria para aquellas industrias que están indecisas sobre incorporarla?

Es positivo que siga creciendo; Hay que tener muy buenas soluciones logísticas y de alguna manera permite las ventas directas. No obstante, sigue habiendo problemas en el ámbito del mercado único para vincular enoturismo y ventas directas. Hay que animar a las empresas a seguirlo.


Pau Roca Blasco



¿El vino entiende de moda?

Como en todos los productos de consumo y sobre todo en productos de alta gama, se van imponiendo y cambiando tendencias, a las que se le puede llamar modas, pero en el sector del vino se podrían clasificar entre modas de evolución rápida y efímeras y otras que son tendencias de largo plazo que van a mantenerse al menos por unos años. Hay que saber bien distinguir estos dos grupos porque hemos visto en el pasado modas que se han extinguido muy rápidamente.


La juventud es un mercado importante ¿existen planes para seducirla y que países son los pioneros?

La conquista del consumo de los jóvenes debido a la comunicación del producto pasa por una exigencia intelectual o de mayor conocimiento que para otros productos alcohólicos que son de decisión mas impulsiva y menos racional. Por tanto, no me preocupa que haya jóvenes que no beban vino mientras podamos acceder a ellos porque en algún momento pueden cambiar de comportamiento, pero es necesario mantener esta imagen de especificidad del sector vitivinícola y no querer copiar la simplicidad de mensajes de otras bebidas industriales incluida la cerveza. Además, esta realidad configura unas pautas de consumo que son preventivas del abuso de alcohol en la mayoría de los casos porque el consumo del vino obliga a un consumo inteligente.


¿Somos muy tradicionales a la hora de consumir vino?

Si y no, en el ultimo año ha subido mucho el consumo de espumosos y baja el del vino tinto. En los últimos meses, hemos visto el problema de stocks en Burdeos, donde muchas bodegas están luchando por vender sus vinos tintos de gama baja, y donde se ha solicitado la destilación como medida de apoyo. Un problema similar -según algunos observatorios- se experimenta en otros países como España o Italia donde, especialmente para el mercado de exportación, los vinos tintos (excluyendo premium y ultra premium) han visto mayores dificultades en 2022. Esta es una tendencia que podemos confirmar a nivel mundial. De hecho, según un reciente estudio elaborado por nuestro departamento de estadística que se publicará en los próximos meses, está claro que los vinos tintos están perdiendo cuota de mercado mientras que otras categorías como el espumoso y el rosado están en alza. Algunas cifras lo muestran: A principios de siglo, los vinos tintos solían representar entre el 48 y el 50% de la producción mundial a principios de los años 2000, ahora esta cifra es del 42%. Los vinos blancos, impulsados por el auge de los espumosos, aumentaron 5 puntos porcentuales (p.p.) en los últimos veinte años y los rosados 2 p.


¿El enoturismo está arraigado como producto de seducción? ¿Qué países apuestan más por él?

Si, junto a la gastronomía, el enoturismo es un elemento de seducción para el turismo general y a veces una alternativa complementaria a otros destinos, sobre todo en los últimos 30 años, en el que la movilidad de las personas es muy grande. Normalmente los países que tienen muchas bodegas y mucho patrimonio cultural pero también optan por él algunos países que ven en el enoturismo una nueva forma de crear turismo como por ejemplo zonas de Brasil, Nueva Zelanda.


¿Cuánto tardaremos en tener a otro español de Director General en la OIV?

Cuando el gobierno español quiera y decida que es una buena oportunidad y le acompañen los otros estados miembros.


Y, para terminar. Si se ve sujeto a una dieta severa durante un tiempo, ¿cuál sería el plato/bebida por el que pecaría?

Primero de todo, creo que no se peca comiendo y bebiendo mientras sea con moderación. Al contrario, es una virtud que llamamos templanza, lo contrario de la gula. Gracias a dios no tengo colesterol y soy un gran amante de los quesos. Acompañado de un palo cortado o un Oloroso.


rS/JAZ